Ley Anti-15M: o por qué ciertas reformas se aplican con bala de goma

ARTÍCULO DEL NÚMERO 2 DE LA INDIGNATA

Querid@ vecin@: Si usted es de esas personas que aún cree vivir en democracia, le felicito de corazón. Si todas las personas fueran tan cándidas y optimistas como usted, seguramente el mundo sería más hermoso. Sin embargo, y con permiso, desengáñese y tome la píldora roja: vivimos bajo la dictadura de los mercados. Disimulada, eso sí, con opulentos ropajes democráticos. Si hemos logrado construir y conservar a base de lucha ciertas conquistas democráticas durante décadas, ha sido solo porque los dichosos “mercados” que nos gobiernan obtenían beneficios suficientes para permitirse dejar trocitos de pastel a las clases medias. Aunque sean cuatro migajas.  Eran nuestras migajas, de ellas vivíamos.


Pero ahora, por culpa de la caprichosa ley tendencial decreciente de las tasas de ganancia empresariales, el banquete se acabó. Dicho en cristiano: el cuento de la competitividad nos lleva siempre a este punto. La historia se repite: el pastel no crece, pero las empresas deben obtener cada vez más beneficios mejorando su “competitividad”, engullir más y más pastel, y tarde o temprano los débiles se quedan sin pastel para vivir. Ni miguitas. Este “pequeño defecto” del actual orden capitalista, que por otro lado ha demostrado ser capaz de ofrecernos tecnologías y formas de consumo con la misma variedad y rapidez con que destruye el medio y deteriora las relaciones sociales, se ‘malresuelve’ habitualmente huyendo hacia nuevos “nichos de mercado”, poniendo parche sobre parche para salir de cada ciclo de crisis, abocándonos a nuevos aprietos cada vez mayores. Si peina usted canas, recordará entonces la crisis del petróleo (1973), la de la reconversión industrial (1993), la asiática (1997),  la de las empresas “puntocom” (2001), la crisis alimenticia (2007), y finalmente esta, que empezó como crisis inmobiliaria (2008,) pero viene tornándose en crisis de deuda pública, que es el último “nicho” donde ha ido a parar la economía capitalista (quizá literalmente). Con diferentes apellidos, las crisis se suceden con idéntica fórmula: el pastel no crece a la velocidad que lo devoran los mercados, y cada vez que se cocina un pedacito nuevo, estos se abalanzan sobre él con mayor avidez. Por esta senda caníbal huimos hacia adelante, arrastrando un reguero de ‘malpuestos’ remiendos que no cuestionan la estructura productiva carroñera. Por el camino vamos dejando nuestras vidas.
De la zanahoria al palo
Le digo vecina que vivimos bajo la dictadura del crecimiento y de la competitividad, fíjese cómo se nos repite hasta la náusea que no existen alternativas. Hoy ya no nos ceden ni aquellas migajas. Esos mercaderes ante quienes nuestros gobernantes rinden cuentas, no están dispuestos a renunciar ya a ninguna cuota de beneficio en aras de la paz social. Sanidad, Cultura, Educación, Bienestar… todo ha de pasar a ser materia de negocio. Los derechos se llevan mal con los negocios, ya sabe usted. Dificultan la mercantilización, y por ello han de recortarse, a veces poco a poco, ahora a toda mecha. Claro está, esto genera siempre cierto descontento y movilización (por eso tiene usted La Indignata entre sus manos), pero si los que se indignan comienzan a tener resonancia de verdad, como está pasando, entonces los gobiernos activan el plan B. Adiós al “soft-power”, las buenas formas, y los cantos de sirena, es la hora del hard power. Cuando la manipulación televisiva no logra ya mantenernos confundidas, cuando comenzamos a organizar nuestra indignación por el reparto del pastel, llega la hora de los palos. Pero claro, comprenderá usted que para apalear a ciudadanas que están indignadas porque recortan (mercantilizan) sus derechos, primero es necesario presentarlas como criminales. No está bien visto eso de apalear ciudadanas, qué van a decir en Europa.
La cosa va como sigue: gano las elecciones prometiendo lo que haga falta, después hago todo lo contrario porque mi verdadero jefe no es el pueblo, sino los bancos; cuando la gente se queja, ni caso, subo la música y aprieto el acelerador, y cuando la gente se indigna de verdad y comienza a ejercer formas más y más visibles de protesta, tales como tomar pacíficamente las plazas y calles, entonces… entonces…. entonces tomar las calles habrá de ser declarado delito. Así podré llamarles delincuentes en televisión, detenerlos y hundirlos a base de multas, juicios y represión sistematizada. Y si eso tampoco funcionara, pues ya veremos. La cosa es mantener el negocio rodando por ahora.
El código penal como instrumento económico
Dirá usted ¿y este rollo económico para explicar una ley? Este “rollo” expone la génesis de la reforma del Código Penal que el gobierno acaba de anunciar. No creas (si llegaste a estas alturas del artículo, déjame tutearte) que van a endurecer delitos como la evasión fiscal, la prevaricación o la corrupción, verdaderas causantes de la grave situación que vivimos. No, que va.  El sentido común anda secuestrado, ya ves. Los nuevos delitos son, según anuncia el ministro Fernández Díaz, ejercer la resistencia pasiva, impedir la entrada a un comercio, o simplemente haber convocado a una manifestación en la que se haya producido desorden. Este último caso parece una broma de mal gusto en un país donde tú y yo hemos visto más de una vez a las propias fuerzas del orden, de paisano y de uniforme, provocando estratégicamente disturbios para disolver manifestaciones tranquilas.
Es decir: que se nos permitirá quejarnos siempre y cuando nuestras quejas no sirvan para nada. Podremos manifestarnos usando aquellas maneras que no rompan con el normal desarrollo de la vida de esta dictadura, para que el gobierno pueda cómodamente seguir desoyéndolas, cerrar la ventana y continuar afilando sus tijeras.
Cuando el crimen gobierna, la ciudadanía es delito


Pongamos un ejemplo. La “marea verde” paralizó colegios e institutos durante semanas, reuniendo manifestaciones descomunales en la capital del reino. Demostró así que los recortes en educación no son aprobados por la mayoría de los votantes de esta dicenquedemocracia. ¿Qué hace un gobierno dicenquedemocrático? ¿Un referéndum? ¿Una consulta? ¿Busca alternativas? No. Incrementa y acelera los recortes. ¿Cómo deben responder los profes y las familias a este abuso? ¿Tragar la impotencia y callar? ¿Buscar formas más visibles y contundentes de protesta, que no puedan ser ignoradas? ¿Por ejemplo sentarse ante el Ministerio de Educación? No, porque ya no será falta, será delito. Se considera por tanto un hecho grave (a diferencia de robar al erario público, que acaba de ser amnistiado). ¿Encadenarse quizá a la ventana de la consejería? Delito. ¿Una acampada pacífica? Delito. ¿Cerrar sus colegios? Delito. Delito, traducido en costes, significa antecedentes penales, multas a granel, y cárcel. Solo podremos quejarnos si garantizamos que la queja podrá ser desoída por quienes debieran atenderla. Se aceptará cualquier protesta que pueda ser ignorada.
Ante esta estrategia con la que los gobier… los mercad… la banca internacional (hablemos claro) pretende imponer su programa económico caníbal a cualquier coste, ¿qué hacemos? No te preocupes, amig@ (llegaste hasta esta línea, bien, nos vamos acercando). En el 15M también tenemos un plan. Nuestro plan es simple: rechazar el marco. El marco jurídico, el marco mediático, el marco económico  nuestro plan es romper todos los marcos, desgastar su lógica, desbordarles por todos los frentes con un torrente de alegría combativa, orgullosamente desobediente, porque la rebeldía es hoy un deber ciudadano, y para ese desbordamiento, ya lo habrás adivinado, te necesitamos a ti. Nuestro plan eres tú.

Como el buen pan: el secreto está en la masa

Amiga, compañero, vecinas, hermanos  Sí, sí: somos todos íntimos en esta encrucijada. Si empezamos a dejar que vayan cayendo una a una las personas diferentes, o las más débiles, iremos todas detrás de ellas, porque estamos pegados como siameses por los lazos sociales que nos unen. En cambio, cuando tú y yo nos transformamos en nosotr@s, es entonces cuando en las juntas de accionistas y gabinetes de ministros se echan a temblar.
Saben bien que en el momento en que nos unamos y liberemos al sentido común de su secuestro, no va a haber ley, ni telediario, ni pelota de goma homicida que nos contenga. Saben bien que aunque nos cuesta, si aprendemos a querernos como somos, a luchar junt@s buscando honestamente los acuerdos que nos unen y aparcando esos matices que nos bloquean, entonces no habrá migajas para saciar tanta hambre de libertad y justicia. Entonces tomaremos, porque es nuestro, el maldito pastel entero, el plato y el horno. Entonces nadie volverá a comer migajas. Saben que llevamos toda una vida trabajando y aguantando su robo y sus abusos. ¿Y todavía se atreven a hablarnos de deuda? ¿Deuda pública, desahucios con deuda, reforma constitucional para priorizar el pago de la deuda? Bien sabéis que llevamos al dedillo las cuentas de la verdadera deuda: nos lo debéis todo, cabrones. LI

POR MIKEL MIEMBRO DE LA ASAMBLEA POPULAR DE CARABANCHEL

3 responses to “Ley Anti-15M: o por qué ciertas reformas se aplican con bala de goma”

  1. Yo

    Buenas,

    Tres cositas rápidas:

    1) No estoy de acuerdo contigo.
    2) A pesar de ello he llegado al final.
    3) No pasa nada si me llamas amigo, pero no creo que lo seamos.

    Un saludo,

    1. Autor

      ¿Y se podría preguntar en concreto en qué es en lo que no estás de acuerdo, por favor?

      Si solo criticas pero sin decir nada concreto, parecería que solo te interesase expresar tu desacuerdo y tu enemistad.

      Te agradecería aportases mínimamente algún argumento o crítica concreta para que se pudiera dar algún debate constructivo. Gracias

      Mikel

  2. Toni - Asamblea Torrent 15M

    PLAS, PLAS, PLAS, PLAS!!!!!