No hagas escrache, que está feo

Como Asamblea Retiro contamos con nuevo texto y un nuevo posicionamiento sobre un tema de gran actualidad: los escraches.

Este texto, como los anteriores ha sido añadido a la página de «REFLEXIONES» que aparece en el menú del encabezado de nuestro blog y que está siempre disponible.

Os dejamos aquí el texto para los rezagados que aún no hayáis disfrutado de él. Ahora es el momento más adecuado de hacer difusión, de compartirlo y de hacérselo llegar a todos los que creamos que pueda interesarle, eso sí, firmado en nombre de la Asamblea de Retiro.

NO HAGAS ESCRACHE, QUE ESTÁ FEO

De las pocas compensaciones que quedan cuando el deterioro físico avanza, quizá la principal sea la memoria. Sin memoria poco somos, naciendo a cada momento…

Y ahora recuerdo algo de cuando yo era chico y que se me grabó en el alma; desde entonces no ha habido un momento en que no lo tuviese presente, que no me llevase por la senda correcta. Esta es la historia:

Entonces, en aquellos tiempos en los que Jesús decía a sus discípulos cosas, el mundo ilustrado se movía bajo los dominios de Heliogábalo, tal vez el emperador romano más transgresor, más auténtico, más salvaje, más déspota…

Pero no es de Heliogábalo de quien me acuerdo, es de un periodo muy corto, apenas un número en el circo de Roma.

Los que no lo habéis vivido aquello, sabed que no eran infrecuentes los espectáculos, bueno, como el futbol más o menos ahora, pero con más variedad.

El circo tenía (y todavía se conservan sus ruinas) una infraestructura muy importante, una parte de la cual incluía un foso en el que se podían enterrar a distintos seres vivos (muchas veces humanos, pero no siempre). Este foso desapareció como consecuencia de los hechos que voy a relatar y de él solo se conservan algunas referencias.

Un día de espectáculo, jueves, cuando el público entró y ocupó sus localidades (como ahora, los ricos en sombra y con canapés y los pobres, al puro sol y agradecidos de haber encontrado asiento en la reventa), se encontró con el escenario ya montado: pleno sol, era mediodía y en el centro del albero, la cabeza de un hombre, un cristiano, con el resto del cuerpo, bajo el cuello, enterrado. Sus ojos brillaban al sol, sin la más mínima expresión, esperando.

Heliogábalo entra, saluda y es aclamado (eso, ahora, ya no es tan normal, pero entonces era obligado, so pena de poder ser el repuesto del protagonista de la función). Ordena que comience el espectáculo.

Se abren las puertas de los chiqueros y de la oscuridad emerge un león, con toda su melena y unos colmillos… Parsimoniosamente se aproxima a la cabeza, que, a lo lejos, parece muy pequeña…

Llegado, lanza la garra, con sus uñas como cuchillas… pero, sorpresa, la cabeza inmóvil se echa de lado y esquiva, Se nota la tensión, pero no el miedo. El león también se extraña, pero insiste. Nuevo zarpazo… y nuevo quiebro a la muerte.

Así se pasa la escena una y diez veces sin que se vea el final. El personal asiste expectante y emocionado. Cada ofensiva desencadena un murmullo que se viene abajo cuando zarpa hace aire.

Pero en una de estas, la cabeza no solo esquiva, sino que, en un alarde de sangre fría y reflejos, tira un mordisco que hace carne. La garra queda aprisionada y el león, incrédulo, inmóvil.

También la incredulidad y el estupor alcanzaron al graderío, desde el que se empieza a alzar un murmullo, al principio ininteligible. El murmullo se hace alarido, pero no se comprende. No tiene forma, pero, en un instante, todo cuadra, las gargantas sintonizan y se acoplan y los oídos pierden su sordera. El grito toma forma y llega muy lejos; “CRISTIANO, CABRÓN, JUEGA LIMPIO”.”CRISTIANO, CABRÓN, JUEGA LIMPIO”.”CRISTIANO, CABRÓN, JUEGA LIMPIO”. Cristiano, cabrón, juega limpio…

Ante una unanimidad tal como la que se produce, Heliogábalo no tiene más remedio que, complacido, señalar con el pulgar hacia abajo, murmurando “que le corten la cabeza” (esto es de Alicia y lo decía la reina de corazones, pero casa bien).

Y ahí aprendí yo que, seas cristiano, moro, inmigrante o (¿por qué buscar más tipos?) simplemente pobre, lo importante es saber quién manda, cuál es tu papel y hacerlo con corrección sin pretender desmarcarte y agredir a un pobre león.

No hagas “escrache”, que es violencia contra un pobre diputado.

ASAMBLEA POPULAR DE RETIRO

www.retiro.tomalosbarrios.net

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